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¿Por qué los hoteles dejan chocolate en la habitación?

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Seguro que más de uno ha experimentado esa impaciencia a la hora de entrar por primera vez en la habitación de un hotel. Una impaciencia que poco a poco se transforma en sorpresa, la de ver qué nos deparará nuestro próximo alojamiento temporal.

Seguro que sois muchos los que corréis al baño para ver el surtido de amenities o abrís corriendo el minibar para ver su surtido ¿cómo serán las toallas? ¿tendré albornoz y zapatillas?

Sí, todos los hoteles cuentan con detalles especiales, pero los gratuitos, no nos engañemos, son los mejores. Además de cestas de fruta, botellas de vino o flores, hay un detalle que muchos hoteles integran en sus habitaciones, dejar chocolates en la almohada o algún detalle ¿Alguna vez te has preguntado por qué hacen esto? Es una costumbre común en muchas cadenas hoteleras, y más que una coincidencia parece tener relación. Pues bien, estos chocolates tienen una historia detrás, una historia asociada a un gran actor, Cary Grant.

El origen de esta tradición lo encontramos en la década de los años 50, momento en el que el apuesto Cary Grant encandilaba a millones de mujeres; y es que este guapo de Hollywood tenía una gran fama de conquistador. La historia nos sitúa en el momento en el que estaba casado con su tercera esposa, la actriz Betsy Drake. Si bien llevaba anillo de casado, Grant se escapaba de vez en cuando para mantener distintas aventuras con mujeres.

Uno de los hoteles en los que se alojaba para tener estas citas era el Mayfair Hotel de San Louis, en Missouri, Estados Unidos. Aquí ya lo conocían, pues se alojaba cada dos por tres en la mayor suite del establecimiento. Al parecer, durante esa época era visitado por una desconocida en concreto, la cual fue la protagonista indirecta de esta historia.

Un día, Grant quedó con su amante en la habitación del hotel. Como no podía llegar a tiempo, decidió mantenerla ocupada con una dulce sorpresa. Avisó al servicio del hotel y les pidió que llenaran la habitación de chocolatinas. Estos chocolates comenzaban en el suelo, a modo de rastro, en la parte del vestidor, lugar por el que se entraba en la habitación. Poco a poco iban recorriendo toda la suite, entrando en el baño, pasando por el salón, hasta que finalmente terminaban en la cama, lugar en el que Grant esperaba encontrarla rodeada de chocolates y con ganas de verle. Desde el hotel recuerdan esta iniciativa como una técnica que recordaba al cuento de Hansel y Gretel, un principio dulce para una noche, seguro, más dulce aún.

La idea gustó tantísimo al hotel que desde entonces se tomaron la licencia de copiar al actor. Evidentemente no podían llenar todas las habitaciones del hotel de chocolate, pero sí podían quedarse con parte de esta historia colocando una chocolatina en las almohadas. Así, se recibía al próximo huésped con un toque dulce que daría comienzo a una increíble estancia en este precioso hotel.

No tardaron mucho en ser copiados por otros hoteles, que vieron en esta idea una oportunidad única de agasajar a los clientes; y es que los pequeños detalles son los que marcan la diferencia.

La tradición se mantuvo en este hotel hasta el final de sus días. Bruscamente dejaron de hacerlo, no se sabe muy bien el motivo. No obstante, el hotel fue vendido transformándose en el nuevo Magnolia Hotel St Louis. Durante el proceso de transformación y renovación, no sólo cambiaron parte de la decoración e incluyeron nuevos servicios actualizando este establecimiento, también decidieron volver a incorporar la idea del chocolate en la almohada; y es que la nueva directiva era consciente de la importancia que esta historia tenía para sus clientes y para la imagen del hotel. Tras su reapertura, este hotel comenzó a ofrecer a sus clientes chocolates que proceden de la chocolatería Bissinger, que es uno de los negocios más clásicos de la región.